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Mujeres inspiradoras: Teresa Giraldez

En Hissia nos encanta conocer y compartir el talento, sobre todo cuando se trata de mujeres, al ser una firma dirigida fundamentalmente al universo femenino. Hace poco comenzamos a acercarnos a mujeres que nos inspiran por distintos motivos, que nos ayudan a crecer y nos demuestran que todo es posible.

 

Teresa Giraldez y yo nos conocimos hace unos años a través de unos amigos comunes, y desde el primer momento me impactó su encanto personal y su energía, transmitiendo una capacidad enorme de exprimir la vida en todos los sentidos. Mi curiosidad se vio más acrecentada cuando me contó que era una mujer en el mundo de la ciencia. Teresa es una brillante investigadora especializada en Biofísica, Fisiología y Neurociencia. Tras licenciarse y doctorarse en universidades españolas y norteamericanas, compagina su trabajo de investigación con su labor docente en la Universidad de La Laguna. Su trabajo ha sido reconocido a nivel internacional con diversos premios científicos de gran prestigio. Apasionada, humilde, curiosa y femenina, con una labor que pretende mejorar la calidad de vida humana, es una mujer que nos inspira. Juntas pasamos una tarde divertida, compartiendo anécdotas deliciosas, como la de su tía, que celebraba las buenas noticias regalándose una joya a sí misma.

Estamos viviendo una época marcada por la pandemia del COVID-19 ¿qué tal has vivido el período de confinamiento y cómo ha sido la experiencia?

Ha sido un proceso duro. El trabajo se ha multiplicado, y estar todo el día en casa es algo a lo que no estoy acostumbrada (sobre todo literalmente encerrados). Las clases en la Universidad han pasado, de la noche a la mañana, de presenciales a modo virtual, lo cual conlleva un proceso de adaptación y mucho trabajo (si se quiere hacer bien, que es el caso). Es una gran responsabilidad, porque los alumnos están asustados y preocupados, y debemos garantizar que puedan seguir trabajando…en la parte de la investigación, tengo a 9 personas a mi cargo, por las que me preocupo mucho (que puedan seguir trabajando, que esto afecte lo mínimo posible a su futuro profesional, que puedan terminar o seguir con su trabajo después del parón…). En casa, con dos niños adolescentes, también hemos tenido que adaptarnos a la nueva realidad. En resumen, desde todos los ángulos ha sido un proceso muy estresante, que de hecho está pasando factura en mi salud. La otra cara de la moneda, que es muy importante tener en cuenta, es que somos muy muy afortunados porque lo hemos hecho en unas condiciones de seguridad económica y personal. Teniendo eso en cuenta, hemos intentado en todo momento afrontarlo con optimismo y agradecimiento. Eso es un auténtico lujo, y soy consciente de ello.

Por lo que entiendo, tu trabajo se centra en estudiar cómo mejorar el fascinante funcionamiento del cerebro para combatir enfermedades como la epilepsia, migraña o distrofia muscular. ¿Nos puedes explicar más en detalle en qué consiste tu trabajo en el campo de investigación y cuál es su aportación al mundo de la ciencia?

Sí, me encanta mi trabajo. En mi grupo utilizamos técnicas moleculares de electrofisiología, biología molecular, microscopía y genética para estudiar las neuronas (las células que componen nuestro cerebro) a nivel molecular. Se sabe desde hace mucho que las neuronas funcionan utilizando electricidad iónica (muchos sistemas en nuestro cuerpo la usan, como el músculo y el corazón). Nosotros podemos interrogar a esos sistemas y ver cómo están alterados en procesos similares a la enfermedad. En concreto, trabajamos con unas proteínas que se llaman canales iónicos, que son literalmente minúsculos “agujeros” en las células (neuronas en este caso) que se abren y se cierran de manera muy controlada, para regular ese paso de electricidad iónica. El mecanismo es muy complicado y está regulado de manera exquisita, es como una partitura musical. Cuando falla (como cuando se toca mal una nota), se produce un desequilibrio que puede dar lugar a la enfermedad.

En el mundo de la ciencia, lo que hacemos en mi laboratorio se llama biofísica de canales iónicos. Existe una comunidad enorme en todo el mundo que se dedica a entender cómo funcionan estas proteínas. Entendiendo a nivel casi atómico cómo funcionan, podemos conocer cómo tratar las enfermedades cuando fallan, a distintos niveles.

 

 


LA MUJER EN EL MUNDO DE LA CIENCIA: AVANZANDO HACIA LA DIVERSIDAD

Has estudiado y trabajado en Estados Unidos y en España. ¿Cuáles son las diferencias que has experimentado en ambos entornos en el mundo profesional?

Como en todo, hay aspectos positivos y negativos en ambos sitios. En general, y aunque el mundo está un poco patas arriba en estos momentos, en Estados Unidos tradicionalmente se apuesta fuertemente por la ciencia a nivel social, político y económico. La labor del profesor de Universidad es muy reconocida, tanto cultural como económicamente, y además se entiende, sin lugar a duda, como una unión indivisible entre la docencia y la investigación; es más, a este segundo papel se le da un valor enorme. Esa es la primera diferencia con España. En segundo lugar, la inversión en investigación en Estados Unidos es varios órdenes de magnitud superior a la española, por lo que los resultados y la capacidad de trabajo no tienen comparación. Por otro lado, la cultura estadounidense es muy dinámica, por lo que los departamentos son muy diversos, con gente procedente de muchas partes del país (y muchos inmigrantes también), lo cual enriquece enormemente el ambiente universitario y palia algunas deficiencias que desgraciadamente están presentes en el nuestro (mucha endogamia y déficit de diversidad, con todos los aspectos negativos que eso conlleva, que son muchos). Sin embargo, en España (y especialmente en Canarias) la calidad de vida es magnífica. Y eso tira mucho. Tener cerca a la familia, viviendo en un entorno donde se puede desarrollar trabajo de calidad, acaba teniendo un balance positivo para los que decidimos apostar por establecernos aquí. Al final es una cuestión de balance entre lo profesional, emocional, y personal.

Uno de tus objetivos es promover la divulgación científica y el papel de la mujer en la ciencia, colaborando en comités nacionales e internacionales ¿Qué crees que la mujer tiene que aportar a la ciencia?

La mujer tiene mucho que aportar en todos los ámbitos. Incorporar a la mujer plenamente en el ámbito científico es un paso más hacia la meta más importante como sociedad, que es la auténtica diversidad. La historia se ha desarrollado hasta ahora en un ambiente muy “monográfico”, en el que los esquemas organizativos y muchos valores se han establecido teniendo en cuenta sólo a un sector de la sociedad. De hecho, este sector al que me refiero es un sub-sector masculino (ni siquiera su totalidad). Así es como ha funcionado nuestra historia, y desgraciadamente no podemos caminar hacia atrás para deshacerlo; de hecho, yo creo que debemos ser siempre positivos e intentar aprender lo máximo de los éxitos y de los errores cometidos. Pero no podemos seguir así. La diversidad ha demostrado ser la base del éxito y el mundo no está sólo compuesto por ese sector de la población. Hay hombres y mujeres, diferentes etnias, diferentes nacionalidades y culturas, y todos podemos y debemos aportar para crecer juntos. La ciencia no se escapa a esta realidad y, es más: precisamente en el mundo de la ciencia existen datos claros que demuestran la mayor productividad y creatividad de grupos diversos.

 


MODA Y CIENCIA: DERRIBANDO CLICHÉS

¿Hay figuras femeninas que te hayan inspirado y servido de ejemplo en tu carrera?

Sí. En muchos ámbitos. Para empezar mi madre y mi abuela, que han sido siempre referentes absolutos y consejeras geniales en mi vida. Tengo dos hermanas a las que quiero muchísimo y que tienen maneras de ser muy diferentes, entre ellas y conmigo, y creo que eso ha sido también muy importante y enriquecedor. Además, me siento afortunada al haber sido inspirada por mujeres científicas excelentes con las que tengo un trato cercano y que me han apoyado, inspirado y animado a lo largo de mi carrera. Aún lo siguen haciendo. Algunas de ellas son Barbara Ehrlich (profesora en la Universidad de Yale), Gail Robertson y Cindy Cajkowski, profesoras en la Universidad de Wisconsin. También tengo una red excelente de compañeras con las que he ido creciendo y avanzando profesionalmente. Nos apoyamos mutuamente en los momentos de “crisis” J- En general, creo que mucha gente (no sólo mujeres) me ha inspirado. Yo creo que la personalidad la vamos modelando y afinando gracias a todas esas personas que forman parte de nuestra vida (tanto las que aportan cosas buenas como las que no). Mi lista es enorme, y la mayoría de esas personas no saben lo mucho que influyeron en un momento dado con una palabra, un gesto o un consejo rápido. Pero lo hicieron.

Trabajas en un entorno científico en el que, como comentas, cada vez es más fuerte la presencia de la mujer. Siento curiosidad por saber qué percepción existe en ese entorno sobre la imagen de la mujer. En tu caso, es evidente que sientes interés por la moda y te gusta cuidarte, ¿crees que esto puede ser interpretado en tu entorno como negativo a nivel profesional?

Esta pregunta es muy interesante. Efectivamente es un cliché que se da bastante en nuestro ambiente. Aunque no se puede generalizar (como en casi nada), si que hay un sector de la sociedad que asocia la mujer científica a una mujer desaliñada, descuidada, y hace incompatible el cuidado del aspecto con el ser científica. Más de una vez yo he recibido el comentario “no me puedo creer que seas científica”. Como si tuviéramos que elegir: una mujer puede ser: (a) guapa (aunque lo de la belleza es muy subjetivo) o (b) inteligente. Pero no se pueden tener las dos cosas a la vez. Esto pasa con otros aspectos también: ser (a) buena profesional o (b) ser buena madre, por ejemplo. Parece que pretender serlo todo no es una opción. Esto a mí siempre me ha parecido una presión social enorme que nos perjudica muchísimo y nos impide ser felices. Es un error en el que tenemos que evitar caer. Yo creo que sí que se puede tener casi todo, teniendo en cuenta que nada ni nadie es perfecto. Al menos, tenemos todo el derecho a intentarlo, sin que nadie nos corte las alas por el mero gusto de hacerlo, o por convenciones sin sentido.

 

 Teresa con nuestros anillos Chloe

 

Ya conocías Hissia, ¿qué te parece nuestra marca?

Me gustan muchísimo vuestros diseños. Me gusta la historia de Hissia, creo que refleja lo que acabo de decir: en su momento os propusisteis hacer las cosas bien, seguir vuestros sueños y lanzaros a la aventura con esta empresa. Y para mí es una alegría ver que lo habéis conseguido. Es un orgullo participar como clienta en vuestra aventura.

Nos contabas que tus anillos Chloe se están convirtiendo en unas piezas fetiche que siempre llevas cuando tienes algo importante…Pregunta obligada a todas nuestras ‘chicas hissia’¿Tienes alguna pieza preferida?

¡Me encantan los anillos Chloe y en el confinamiento me autoregalé el Anillo de oro y ónix verde grande Chloe.  Y tengo el capricho de las Argollas de oro Jean…

Tu caso es una trayectoria profesional de éxito y además eres madre. Como madre yo misma, y seguramente como muchas de nuestros lectores, afrontamos la educación de nuestros hijos como un reto. ¿Tienes algún consejo para esas chicas y chicos que se estén planteando cómo orientar su futuro profesional?

Creo que mi consejo es no dejarse influir por el entorno y estar seguros de que estamos tomando nuestras propias decisiones, aunque sé que es muy difícil. En mi opinión lo más importante es pararse a pensar lo que queremos a largo plazo, no a corto plazo. ¿Dónde quieres estar dentro de 10-20 años? ¿Qué quieres hacer en tu vida? ¿Dónde quieres que tenga lugar esa vida?...y decidir en base a eso. Es un ejercicio difícil, pero necesario. Por otro lado, tampoco podemos decidir basándonos en aquello de lo que queremos huir (“no quiero estudiar ciencias porque odio las matemáticas”). Siempre, y esto es inevitable, conseguir las metas va a conllevar sacrificios y pasar por tragos que no nos gustan. Por eso, hay que analizar bien a donde queremos llegar y lanzarse al camino, sabiendo que va a tener curvas y piedras…pero que nos lleva “más o menos” a donde queremos llegar. Todo esto, por supuesto teniendo en cuenta que, como ya dije antes, la perfección no existe. Por lo tanto también tenemos que arriesgarnos sabiendo que las cosas pueden cambiar, y nuestras metas también. Para que todo esto cuaje, no podemos culpar a los demás de nuestros fracasos (y debemos olvidarnos de las teorías conspiratorias para auto-justificarnos). Hay que afrontarlos directamente y personalmente. Sólo así los superaremos.